Los descubrimientos encontrados en la cueva del sur de Oaxaca Kava Yuu Yavi, que en lengua mixteca significa “Dolor con un agujero de agua”, podrían significar un parteaguas para evitar el colapso de distintos tipos de murciélagos que, al ser atacados con la enfermedad del síndrome de la nariz blanca (SNB) pueden propiciar afectaciones ambientales.
Como parte de las líneas de investigación lideradas por el científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Miguel Ángel Briones Salas, en 2018 se inició un trabajo de campo en la cueva ubicada en San Pedro de los Molinos, región de la Mixteca, Oaxaca, donde un grupo de expertos se percató de que varias especies de murciélagos presentaban afecciones en el tejido cutáneo, las alas, el patagio (membranas de la piel) y el rostro, lo cual marcó la pauta para iniciar un estudio multidisciplinario.
El investigador con 35 años de experiencia en mastozoología y adscrito al Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Oaxaca, precisó que en aquella caverna se documentó la presencia del hongo Pseudogymnoascus destructans (P. destructans) en 11 murciélagos capturados y en 15 cadáveres de las especies Myotis velifer, Dermanura azteca, Pteronotus mexicanus, Desmodus rotundus, Balantiopteryx plicata y Anoura geoffroyi.
Sin registro
El integrante con el Nivel II del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) refirió que, aunque el síndrome de la nariz blanca tiene presencia en Europa, Estados Unidos y Canadá, hasta el momento –y de acuerdo con otros estudios realizados por científicos de distintas instituciones– no hay evidencia de su prevalencia en otras regiones de México, lo cual no significa que no represente un foco amarillo.
La importancia de estudiar dicho agente patógeno se debe a que los murciélagos desempeñan un papel ecológico vital en la naturaleza, así como en el mantenimiento de la diversidad biológica.
“Los murciélagos son muy importantes en los ecosistemas, debido a que fungen como dispersores de semillas, actúan como polinizadores de plantas silvestres como los agaves que dan origen al mezcal oaxaqueño, pero además son vitales para el control de plagas agrícolas e insectos como el mosco Aedes aegypti, vector de enfermedades como dengue, chikungunya y zika, por lo que, la propagación del SNB en estos animales repercute en los ecosistemas, pero también afecta indirectamente la salud del humano”, expuso.
La hibernación
Oaxaca alberga la mayor riqueza de murciélagos en México, de acuerdo con los reportes existen 92 especies en esta entidad, de las cuales algunas hibernan, otras migran y otras hacen ambas cosas.
La hibernación implica una reducción extrema de la tasa metabólica, las frecuencias cardíaca y respiratoria, lo que permite al murciélago sobrevivir largos periodos sin alimento. Eligen lugares como minas, túneles o cuevas con la temperatura y humedad ideales para hibernar desde finales del otoño hasta principios de primavera.
En medio de su estado de letargo y en espera del regreso de los insectos, cuando el clima se hace más templado, el patógeno fúngico aprovecha para infectar a los murciélagos.
De acuerdo con los estudios practicados en países del norte del continente americano, dijo el investigador politécnico, hasta ahora el síndrome de la nariz blanca parece estar presente únicamente en murciélagos que se encuentran en letargo e hibernando en sitios subterráneos; sin embargo, en México se desconoce si sólo ataca a especies hibernantes.
Red multidisciplinaria
Realizar un proyecto de esta envergadura de manera aislada no sería posible; por ello, el doctor Briones Salas ha construido una red de alianzas con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco, de la Universidad Autónoma de Yucatán y con la empresa privada DIMYGEN-CEGES.
“Una vez que identificamos los organismos enfermos, ingresamos a la cueva con equipo especial (trajes, guantes, goggles y cubrebocas) para evitar infectarnos y contaminar las muestras, las cuales colocamos en bolsas individuales de papel”.
El material recopilado lo enviaron a los laboratorios de micología de la UAM y al grupo DIMYGEN-CEGES, en donde se realizaron estudios moleculares, análisis morfológicos y micológicos para determinar la estructura morfológica y genética de P. destructans. “Con estos estudios podremos analizar la prevalencia de la enfermedad y de esa forma tener datos precisos de su duración, saber el grado de afectación que provoca a las diferentes especies de murciélagos que hay en la cueva, así como el comportamiento del contagio a lo largo del tiempo”, explicó el responsable de la Colección Mastozoológica del CIIDIR Oaxaca.